Hoy toca una de cine. Os recuerdo que en el menú superior tenéis una sección llamada Filmoteca Real (aquí) donde encontraréis mis reseñas sobre diferentes películas. 

La Visita es una obra dirigida por M. Night Shyamalan (sí, el directo de El Sexto Sentido, querubines míos) que nos hará sentir un cóctel de emociones. Y antes de comenzar, me gustaría hacer una mención especial a mi padre, quien vio esta película conmigo y compartió junto a mí el desconcierto que suscita la obra.

Fuente: Cartel de promoción de la película.
Debo reconocer que me gustan las películas que presentan escenas enrarecidas. Y si hay un atributo que describa La Visita es precisamente la rareza. He escuchado y leído muchas críticas (malas) sobre ella, y he llegado a la conclusión de que vienen dadas por las expectativas que el ‹‹trailer›› y otros medios de comunicación han construido. Es decir, el espectador va a el cine pensando que La Visita es una película de miedo, de terror, y sin embargo, en ningún momento llegamos a estar realmente agobiados por su visionado. Pero para mí hay algo peor que el terror, y es la inquietud interna de la decadencia (o el fin de ciclo) de las cosas cotidianas. Y este es el elemento central del largometraje.

A través de un ‹‹found footage›, que no pretende en ningún momento ser un ‹‹found footage›› (es más bien un guiño a lo manido de esta técnica narrativa en las películas de terror) se nos presenta a dos jóvenes en contraposición a dos ancianos. Todo ello dentro de una situación cotidiana (una visita familiar) con un elemento de extrañeza (abuelos desconocidos). Desde mi punto de vista, desde aquí surgen las situaciones insólitas y el mensaje de la película, pues como bien sabemos, estos abuelos desconocidos empiezan a mostrar una serie de comportamientos extraños (y en ocasiones terroríficos) que los niños deben presenciar en un entorno aislado del resto del mundo. Es imposible sentir verdadero miedo porque hay un toque humorístico muy logrado que equilibra la balanza y relaja los momentos de tensión. Pero esto, lejos de quitarle mérito a la película, la enaltece por jugar con dos técnicas tan diferentes y conseguir complementarlas tan bien.

Fuente: Blog de Cine.
Lo que realmente nos pone los pelos de punta, al menos a mí, son todos los elementos que Shyamalan ha usado como una extensión de nuestros miedosLa vejez y la demencia de nuestros personajes nos obliga a mirar de frente a la muerte, y además, hacerlo como algo que se escapa a nuestro control, pudiendo ser este fin grotesco y peligroso. Y no se corta en absoluto en presentar los aspectos más viscerales de estos temores: un cuerpo anciano desnudo, un pañal impregnado de heces, una niña dentro de un horno (¿un guiño a Hansel y Gretel?)... Todo ello para remover esa inquietud que descansa dormida en nuestras entrañas.

La escena que más hemos visto es la que nombro en el párrafo anterior: una niña dentro de un horno y una puerta que es cerrada. Parece que rescatamos de nuestro imaginario la escena de Gretel cuando empuja a la anciana bruja dentro del horno y cierra la puerta, pero ahora, con los papeles invertidos. Las películas de terror juegan mucho con la infancia y la vejez porque tendemos a creer que son etapas de almas cándidas y por alguna razón, nos da mucho miedo que esto no sea así. Nos da miedo que los primeros años de nuestra vida y los últimos, sean terroríficos. Así pues, el tablero de juego de la película con dos equipos contrapuestos (viejos y jóvenes) está muy bien dibujado, y para mí, se cierra con la escena final donde, con la resolución del conflicto en su punto más algido, se sientan todos para participar en un juego de mesa. 

Fuente: Los Ángeles Times.
Y después, llega el giro inesperado. Toda la película comiéndonos la cabeza, y ¡era eso! Bien podría hablarse de un ‹‹thriller más que de una película de terror. A pesar de ciertas incongruencias para resolver el misterio, quedé satisfecha con la respuesta que el director nos regala a todos los espectadores. 

No me gustaría despedir este post sin alabar los planos de esta película. No soy una experta en cine, pero me encanta cómo Shyamalan ha elaborado cada escena con un encuadre perfecto y visual (evitando el uso de efectos visuales barrocos).

Así pues, La Visita es un largometraje que combina, de manera creativa, muchas técnicas narrativas (humor, metacine, suspense, terror) de forma minimalista y resaltando con gran intensidad lo cotidiano. Porque seamos sinceros, cuando lo inquietante irrumpe en lo rutinario, es inevitable sentir la piel de gallina y el temor a la muerte. 

¿Alguien de por aquí ha tenido el placer (o no) de verla? ¿La catalogaríais como película de terror?